Muchos de nosotros, nos desvivimos por nuestros hijos, damos todo de nosotros hasta el punto que te olvidas que existes como persona y sólo piensas en el bienestar de ellos (que no les falte nada, que estén bien de salud, que tengan una buena recreación, buena educación, de todo).
Cuando los hijos van creciendo, ellos no saben lo que haces por ellos, simplemente reciben y piensan que eso es de lo más normal y lo deben recibir porque les corresponde (cosa que es muy cierto, hasta cierto límite). Para los padres separados (como mi persona); es muy difícil ser padre y madre a la vez; se hace lo que se puede y hasta lo que no se puede para poder ser neutral en todas las decisiones que podamos tomar por el bienestar de nuestros hijos.
Nuestros hijos pasan por unos cambios, que para nosotros los padres es muy raro y hasta algunas veces pensamos que se nos está yendo de las manos y comienzas a usar alternativas que algunas veces no son tan correctas como piensas en ese momento.
Personalmente, yo nunca me separé de mi hijo (por días) durante los últimos 8 años de su corta vida; pero por algún motivo o por llamar mi atención mi hijo, comenzó a actuar de una forma no tan correcta. Sentía que la situación se me iba de las manos. Fueron semanas de muchas riñas y castigos, era intolerable; gracias a Dios mi enamorado y mi padre siempre estuvieron ahí para darme fuerza y apoyo. Por otro lado, el padre de mi hijo; siempre "brilló por su ausencia" (a pesar que vivíamos en el mismo distrito) y cada vez que se aparecía era esporádicamente o porque yo lo presionaba para ver a nuestro hijo.
Como sentía que la situación se escapaba de mis manos, decidí llevarlo donde su padre por un fin de semana; créanme que fue la decisión más difícil y dolorosa que he tenido que tomar en mi vida; como era de esperarse su padre no recibió la noticia con la alegría que yo esperaba y pues simplemente le comenté todo lo ocurrido y por primera vez en 8 años le pedí ayuda para corregir a nuestro hijo.
Ese fin de semana, fue el fin de semana mas largo de toda mi vida, fue horrible! creo que lloré como una niña durante toda la noche y estaba toda decaída. Agradezco mucho a mi enamorado y a mis amigos que estuvieron a mi lado y sobretodo a mi papá, porque a pesar de la distancia siempre estuvo presente. Cuando intentaba hablar con mi hijo por teléfono me lo negaban y pues yo me sentía muy mal por todo lo sucedido, hasta pensé en ir corriendo a recogerlo; pero tenía que mantenerme firme ante la decisión tomada.
Llegó, al fín, el tan ansiado día y hora para recogerlo. Pensé, erradamente, que mi hijo se iba a lanzar a mis brazos y decirme que no pudo dormir, que me extraño mucho; pero… no fue así, me recibió como si me hubiera visto horas antes. Cuando llegamos a casa; le dije los motivos por el cual había tomado esa desición; me habló de la manera mas fría que se pueda pensar y me dijo “me han dicho que no eres buena madre, que me haz dejado botado como un paquete”. Al oír eso, se me derrumbó todo, y solo le dije: “si yo fuera mala madre ahora tu no estuvieras aquí” y comencé a decirle de cómo me sentí al dejarlo y todo lo que pensaba.
La decisión final de mi hijo, fue que quería pasar los fines de semana con su padre y que las vacaciones de verano también quiere estar con él. No sé si mi hijo sabe el significado de la palabra “ingratitud”; pero creo que no lo puedo obligar a tenerlo en mis brazos; por ultimo, él es su padre y como dice mi enamorado “eso debió ser así, desde que me separé (al menos un fin de semana junto a su padre)”.
Ahora, estoy triste por toda esta situación. Creánme que cuando los hijos crecen, quieren aprender solos, ya sea de sus errores o de sus aciertos. Y aún no sé si aceptaré eso de las vacaciones pero si aceptaré al menos 2 fines de semana con su padre. Creo que mi hijo tiene derecho a decidir y si yo no lleno sus espectativas ojalá que su padre si lo haga.